La mayor parte de ejecutivos toma conciencia de la relevancia de su
marca personal durante una crisis laboral. Es entonces que descubren que el
mercado de trabajo está cada vez más movido y sofisticado y que espera
encontrar talentos con personalidad, con indicadores claros de liderazgo y con
valores personales más allá de las evidentes honestidad y lealtad. Y encuentran
que el mercado espera también marcas personales de alta recordación que agregan
valor reputacional al proceso y a la empresa Y es allí donde toman conciencia
de que el tema de la red de contactos tenía un ángulo adicional: no es
solamente a quién conozco, los contactos y conexiones que tengo, sino
fundamentalmente quién me recuerda y las razones por las que lo hace. Es
evidente que todo proceso de promover o seleccionar ejecutivos, por serio y
profesional que sea, tiene un alto componente de subjetividad. Las razones que
llevan a la elección del ganador de una terna final tiene mucho que ver con la
percepción que deja acerca de su talento, su nivel de interés real en la
empresa o la posición y su posible “encaje cultural” con el equipo y la
organización. Y es a este nivel que interviene la subjetividad de la reputación
que acompaña al perfil. Sí. Los evaluadores están atentos a los comentarios que
se escuchan en el mercado y en ámbitos fuera del estrictamente laboral. Ellos
analizan la imagen que el candidato proyecta y los valores personales y
familiares que deja entrever. Miran atentamente la coherencia entre el discurso
de liderazgo, crecimiento y desarrollo personal que ofrece en sus entrevistas,
frente a su compromiso y actuación real con estos temas.
lunes, 29 de julio de 2013
¿CUÁL ES LA RECORDACIÓN DE TU MARCA PERSONAL?
11:34 p.m.
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Vale la pena entonces preguntarse: ¿Con qué valores, logros y resultados
o proyectos me asocian o me recuerdan mis amigos, colegas, ex colegas,
proveedores, ex proveedores, empleadores? ¿Estoy comprometido con algo distinto
a mi trabajo o mi carrera en beneficio de otros? ¿Qué imagen proyecto en la
comunidad empresarial?¿Cuán involucrado estoy en actividades gremiales,
sectoriales, culturales, vecinales, de compromiso social, filantrópicas o sin
fines de lucro? ¿Ejerzo roles de liderazgo en actividades vinculadas a la
educación de mis hijos o de mi iglesia o de la actividad recreativa que más
disfruto? ¿Me hago cargo y lidero temas que impactan a mi comunidad, sean cuales
fueren? ¿Sigo capacitándome, asistiendo a cursos, congresos y conferencias
(clara señal de no haber caído en la arrogancia o la complacencia tan comunes
en ejecutivos con marcas en proceso de declive o pérdida de vigencia)? ¿Me
preocupo por expandir mis redes de confianza con esas personas con las que
interactúo en mis distintas actividades dentro y fuera del trabajo?
Aquí es
donde el tema de la “falta de tiempo” establece la brecha entre los que
consiguen que las cosas se hagan, líderes y exitosos ejecutivos, y quienes se
quejan y caen víctimas de sus propias excusas.
Quizá por eso me encanta tanto
la frase que dice: “Si quieres que las cosas se hagan, encárgaselas a personas
ocupadas”– ¡una y otra vez confirmo que es tan cierta! La efectividad de las personas
en el manejo de sus prioridades dice mucho de su capacidad para asumir encargos
de liderazgo y lograr los resultados reales que benefician a muchos. Además,
estratégicamente y antes de cualquier crisis, ¡esa es la mejor recordación de
marca que podemos construir! Fuente: Ines Temple -Presidente Ejecutivo Lee
Hecht Harrison
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